viernes, 4 de junio de 2010

VUELO SOBRE GLOBO ROJO

---- Domingo, dame uno de los mismos por favor.

Domingo le sonríe, desataba uno de los rojos y se lo amarra arriba de la muñeca. Mientras las familias llenan sus barrigas con mazorca y arepa de maíz y los niños comen raspado y las parejas se echan al prado a acariciarse el cabello y los perros corren detrás de las bicicletas, a Atahualpa le gustaba visitar el parque para comprar globos rojos y fumar.

Con el globo en la izquierda y el cigarrillo en la derecha comienza el recorrido en círculo al parque, al llegar al lugar de salida se sienta en una de las sillas sin quitarle la mirada al globo que se mueve suave con el viento, uno, dos, tres minutos, apaga el cigarrillo que nunca falta entre sus dedos y desata el hilo que une al globo de su cuerpo. Este comienza a elevarse y con él, la esperanza de Atahualpa por volar algún día como uno de ellos. Elevarse, fundirse en el infinito de las nubes, ver la ciudad desde lo alto, sentir el aire golpeándole los parpados, extender los brazos, moverlos, dar volteretas y disfrutar el peso de la sangre en la cabeza. “Domingo, me das otro por favor “, “Domingo, el ultimo por favor”. Rojo tras rojo, vuelo y rojo, rojo y humo, humo y viento. Atahualpa es un ser aborrecible para los niños pues no tiene color, es un moustro para las mujeres pues tiene por ojos un par de cuencas, poco pelo se sostiene en su cabeza, del cuello le cuelga el sobrante de piel y además olvido sonreír. Para los hombres simplemente es un vago poco peligroso, pues con lo falco y viejo que esta no levanta ni una caja de cartón, hasta los perros salen espantados al acercarse y sentir su fétido olor.

Cuando el globo se ha perdido totalmente en el cielo, compra otro y hace el mismo recorrido. Atahualpa estuvo en la guerra hace muchos años y lo único que le quedo de ella fue la perdida de su mano izquierda, desde entonces no ha vuelto a encontrar razón alguna para vivir que no sea la poder volar algún día. Domingo es su único amigo, por eso cuando se tarda en llegar, le guarda los globos rojos pues sabe que lo hacen feliz.

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